La situación política excepcional que vive España tiene en vilo al Sector turístico. Los líderes de la industria han manifestado su honda preocupación por la alta tensión social de estos días. La agitación en Cataluña por el independentismo, las arremetidas de los radicales contra la libertad de expresión de los hoteleros, y las muestras crecientes de turismofobia mantienen expectante y sobrecogido a todo el gremio (Las agencias, sin reservas para Barcelona este fin de semana).

El foco de inestabilidad que ha generado el secesionismo ya está afectando a hoteles de Barcelona ante el temor ciudadano a un estallido de la violencia. El conflicto civil que ha azuzado el radicalismo político ha puesto a España en un escenario inédito desde la Transición, tras años de mentiras del independentismo como que Cataluña fue una Nación, que incluso así se cuentan a los turistas (Oficinas de turismo hacen creer a los viajeros que Cataluña fue independiente).

La fractura social que existe hoy en Cataluña tiene su reflejo en el Sector turístico, con empresas radicadas en la región como Serhs muy posicionadas con el rupturismo, y otras como Hotusa más a favor de la tolerancia, después de que se haya normalizado el calificar como ‘facha’ a quien no piense igual que los partidarios de levantar fronteras con el resto de España (El País denuncia que el presidente de Serhs captó 50 millones de fondos públicos).

Las declaraciones con carga totalitaria también se han reproducido estos días en Mallorca, con el ejemplo de los partidos que apoyan al Gobierno autonómico como Podemos y Mes descalificando, difamando y negando la libertad de expresión al mayor hotelero español, Gabriel Escarrer, lo que ha valido que Meliá, la patronal hotelera y los políticos hayan alarmado de las consecuencias de la radicalización política (Los hoteleros mallorquines arropan a la familia Escarrer tras las amenazas por opinar).

También en Baleares, con motivo de la celebración del Día Internacional del Turismo, el grupo ecologista GOB, “No celebramos en absoluto el Día internacional del Turismo”, después de haber convocado una manifestación el pasado fin de semana en Palma a la que acudieron tres mil personas según los convocantes (El GOB: “No celebramos en absoluto el Día Internacional del Turismo”).

Así, la sobreexposición de las minorías radicales por toda España tiene preocupado a los profesionales turísticos, que recuerdan que en Cataluña en las últimas elecciones autonómicas el independentismo cayó derrotado por un 48 por ciento de los votos, mientras en Baleares la actual presidenta obtuvo el 18 por ciento del total de sufragios (Biel Barceló también cree que la libertad de opinar de Escarrer “sobraba”).

Las minorías radicalizadas han tomado el Poder de algunas instituciones, y han puesto en la diana a la industria turística, pues además de tratar de amedrentar a sus líderes negándoles la libertad de opinar, están tomando las medidas contrarias a las que pide el consenso del sector, y suben impuestos a los negocios reglados y que crean empleo, mientras eximen a los ilegales y que no pagan nómina alguna.

No obstante, la mayor preocupación se concentra de la deriva totalitaria que está tomando una capa cada vez mayor de la sociedad en Cataluña y Baleares, ante una intolerancia creciente para respetar la opinión de quien no piensa igual, incluso llegando a descalificaciones a líderes turísticos por parte de representantes públicos y articulistas (Podemos niega la libertad de opinión a Escarrer, le descalifica y le difama).